lunes, 11 de agosto de 2014

9 Agosto. San Juan Chamula y San Lorenzo Zinacantán

Como el día anterior, las campanas y petardos inician nuestro día. Buscamos un sitio para desayunar antes de ir a la plaza a buscar a los guías independientes Alex y Raúl, para visitar los poblados de San Juan Chamula y San Lorenzo Zinacatán. A las 8:30 se acerca Raúl y nos comenta que tenemos una horita más, así que decidimos dar una vuelta aprovechando que la ciudad está tranquila.

Ah! Que no lo hemos comentado. San Cristóbal es una ciudad de estilo colonial con casitas de colores, pero tiene dos caras: de día y de tarde-noche. Por la mañana puedes pasear tranquilamente viendo a los “lugareños” hacer su vida, y por la tarde- noche… uf! Está llena de turistas y gente extranjera que ha venido aquí a ganarse la vida, dándole al centro de la ciudad un ambiente hippie. Excesivo para nuestro gusto, ya que se crea un ambiente no muy auténtico.

A las nueve y media, como clavos estamos en la cruz que hay delante de la iglesia y con algo de retraso, comenzamos el tour. Nuestro guía es Raúl, y coincidimos con una familia de Cantabria durante la visita a las dos comunidades.
Comenzamos en San Juan Chamula, visitando el cementerio de la iglesia antigua, la casa de los mayordomos de la Virgen de Guadalupe y después de dar un paseo por el pueblo, acabamos en la actual iglesia.
No es como podemos imaginar una iglesia al uso. Se encuentra repleta de imágenes de santos. Sin embargo, desde que el clero fuera expulsado en 1870, ya no se ofician misas, y los indígenas de la comunidad, pertenecientes al grupo tzotzil, realizan sus ritos de sanación y sus ofrendas en ella. Los colores y cantidad de velas tienen su simbología, al igual que la ofrenda de huevos, de coca-cola y el sacrificio de gallinas o gallos. Todo un espectáculo digno de presenciar.

Apenas 1 km más allá de San Juan Chamula está San Lorenzo de Zinacantán. Hoy están de fiestas y además de torneos de futbol y baloncesto, todos sus habitantes lucen su colorido traje de gala de color morado y adornado con infinidad de flores. El ambiente del pueblo es espectacular. Visitamos su iglesia llena de centros de flores hechos por los hombres y terminamos visitando una casa en la que nos enseñan su forma de vida. Nos preparan unas tortillas y probamos el posh.

Ya de regreso a San Cristóbal, compramos los billetes de autobús y damos la última vuelta a la ciudad, ahora ya llena de gente.
Bueno, y alguno aprovecha para hacer unas compritas... Hoy toca cenar en una taquería, rica, rica.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mola, es como viajar escondidos en vuestras mochilas...A seguir bien. Besos. Viva México!!!
PD: mucho coco loco!!!

http://simplementedeviaje.blogspot.com dijo...

Por fin he podido encontrar un momento para leer vuestras aventuras.
Por cierto, muy rico el jamón. Menos mal que salió verde!
Seguid disfrutando y contándolo.
ML