En Cancún nos alojamos en un hostal algo peculiar, así que
toca prepararnos el desayuno. Después cogemos nuestros equipos de “snorkel” y
nos montamos en el taxi que nos lleva a Punta Sam. Es desde aquí desde donde
salen los barcos para nadar con el tiburón ballena: el animal acuático más
grande del mundo y vegetariano, por cierto.
La aventura no empieza demasiado bien: nuestro barco no
viene a buscarnos, pero nos reubican en otra embarcación y con más de una hora
de retraso, iniciamos nuestra aventura. El mar digamos que, estaba por lo
menos, por lo menos, algo movido y pasamos un cuarto de viaje planeando y
saltando, el resto, navegando.
El segundo punto crítico fue que casi no encontramos al
resto de los barcos, ya que por evitar la parte de Caribe que estaba más
revuelto, dimos un pequeño o gran rodeo, no sabría decirlo con seguridad.
Por fin llegamos a la zona en la que se encontraba el
tiburón ballena. Preparamos nuestros equipos y, al agua.
Son animales muy grandes, muy tranquilos, y es espectacular
poder nadar cerca de ellos y contemplar su curiosa piel negra moteada de
blanco.
Sin embargo, debo decir que aunque la experiencia en muy
bonita, es sólo para estómagos a prueba de mareos. Paco que todos sabéis que es
un experto nadador, bajo una vez, nado junto al tiburón ballena y pasó el resto
del tiempo mirando al horizonte mientras Elba disfrutaba de la experiencia.
Efectivamente, se mareó. Como consuelo debo decir, que a otra chica de nuestro
barco le pasó lo mismo, y que del resto de los barcos eran varias las cabezas
que asomaban hacia el mar. La verdad es que nadar en mar abierto además de muy cansado, resulta muy mareante.
Después comida en la playa norte de Isla Mujeres y vuelta a
Punta Sam.
Nos queda toda la tarde por delante, por lo que decidimos
coger un bus a la zona hotelera y pasar un rato en playa delfines. Una playa
pública con sombrillas y duchas, visitada principalmente por lugareños.
Por cierto, que la zona hotelera de Cancún, no tiene nada
que ver con Cancún. Para gustos los
colores. Para nosotros, no.
Cenamos unos supernachos en el parque Las Palapas, un paseíto
y a descansar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario