Nos levantaos temprano para
desayunar y cumplir uno de los sueños de Elba, nadar con delfines. Nos viene a
buscar una van en la que viajamos solos. El conductor aprovecha para darnos un
sermón que ni en misa.
Por fin llegamos, nos colocan
nuestras pulseritas para el nado y nos da tiempo de dar una vuelta por la
playa. De nuevo una de esas en las que el mar azul está nada más entrar en ella.
¡Preciosa!
Llega el momento, después de unas
fotos y una pequeña explicación nos metemos al agua con Eli e Hidalgo, nuestros
delfines.
Comenzamos tocándolos, Elba es la primera en dar el beso al delfín,… ¡Es increíble!
Paco se sorprende de la experiencia, también le está encantando. Hacemos el abrazo,
el foot push,
el nado dorsal,
el baile,
la sonrisa,…
Comenzamos tocándolos, Elba es la primera en dar el beso al delfín,… ¡Es increíble!
Paco se sorprende de la experiencia, también le está encantando. Hacemos el abrazo,
el foot push,
el nado dorsal,
el baile,
la sonrisa,…
La hora pasa
sin darnos cuenta, tocamos un montón de veces a ambos delfines… Elba está
emocionadísima. Hasta dirige a los delfines para hacer un ejercicio.
Para terminar pregunta si podemos hacernos una foto juntos con los delfines y como ya se ha ido todo el mundo, al principio nos ponen pegas, pero al comentar que vamos a comprar el cd de fotos, la cosa cambia. Nos volvemos a meter en la piscina y conocemos a otros dos delfines. La broma son más de 100 euros, pero ¿quién no va a querer las fotos de una experiencia así?
Para terminar pregunta si podemos hacernos una foto juntos con los delfines y como ya se ha ido todo el mundo, al principio nos ponen pegas, pero al comentar que vamos a comprar el cd de fotos, la cosa cambia. Nos volvemos a meter en la piscina y conocemos a otros dos delfines. La broma son más de 100 euros, pero ¿quién no va a querer las fotos de una experiencia así?
La tarde la volvemos a pasar en
la playa descansando un rato y realizando alguna de las actividades que propone
el hotel. Paco se anima con un partido de futbol playa y Elba a una calurosa
sesión de zumba.
Para cenar toca restaurante
Steak, de “carnazas”, tequila y a dormir… Ya nos queda poco para poder
disfrutar de este lujo. Eso sí estamos hartos de comer y beber… No porque nos
hayamos pillado ningún pedo, pero menudo hinchazón.
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