viernes, 15 de agosto de 2014

12 Agosto. Ruinas de Palenque- Misol Ha- Agua Azul

Segundo día consecutivo de madrugón en Palenque, lo que unido a los anteriores hacen ya… Mejor no se cuentan que estamos de vacaciones.
No llueve, no. Diluvia. Aprovechamos para robarle media horita más de sueño al día y así hacemos tiempo a que pare la lluvia.
Hacemos las mochilas y las dejamos en recepción. De camino al cruce del Panchán con la carretera, desayunamos (zumo y batidos, comprados en un súper, por supuesto) y justo al llegar conseguimos montar en un colectivo que nos lleva hasta las taquillas de las ruinas de Palenque. Sacamos los boletos y nos disponemos a explorar por nuestra cuenta las ruinas.
El acceso se realiza por un camino bien señalizado, ligeramente parecido a Yaxchilán,  pero mucho más accesible. Al terminarlo, comienzan a verse los diferentes edificios del complejo, entre los que destacan el templo de las inscripciones y el palacio, reconocible por su torre.



Después seguimos el recorrido marcado para ver el resto de grupos de edificios. A pesar de que alguno de ellos tiene los escalones de acceso algo resbaladizos debido a la lluvia, no dejamos de subir a ninguno. La verdad es que aunque sólo sea por las vistas, merece la pena.


La visita nos lleva algo más tiempo del previsto, así que nada más terminarla paramos un taxi, que por cierto ya llevaba a un pasajero y le decimos que nos acerque al Panchán. Son apenas dos kilómetros, pero el calor y la prisa lo hacen muy necesario.
Llegamos a tiempo de contratar la excursión a Misol-Ha y Aguas azules. Vamos a intercalar un poco de naturaleza en el viaje…
Primero vamos a Misol- Ha, unas cascadas de aproximadamente 35 m. Recorremos el camino hasta el final y pagamos para ver unas cascadas ocultas dentro de una cueva. La verdad que tampoco merece mucho la pena meterse, pero ya que estamos. Es posible bañarse, pero como después vamos a Aguas Azules, nos reservamos.

Una hora más de furgoneta y llegamos a las cataratas de Agua Azul. Pero, nuestro plan está en peligro, ya que vuelve a llover bastante. Esperamos a que pare un poco y nos ponemos en marcha por el sendero, sin mucha esperanza de poder bañarnos. Nos sorprende el azul del agua y la caída de las cascadas.

La verdad es que merece la pena verlo. Damos un paseo río arriba hasta terminar el camino y como ha mejorado el tiempo, volvemos a la furgoneta y nos bañamos. Eso sí, el agua… un poco fresquita.


De vuelta a Palenque, cenamos y vamos a la estación de buses para ir a Mérida. El día ha sido largo pero muy completo y entrtetenido. La ciudad nos despide como empezamos el día, lloviendo. 

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