Nuestro último día en Perú, comienza nublado y con un breve
paseo por los acantilados de Miraflores, donde además de coincidir con una
pareja de Zaragoza, vemos a los flipadillos de turno haciendo parapente y
volvemos a reencontrarnos con nuestro amigo el pacífico, al que hace muchos
días que dejamos atrás. Las vistas son bonitas, pero el día no acompaña.
Tomamos un bus de línea y tras veinte minutos de atascos,
frenazos y toques de claxon, nos bajamos cerca del Palacio de Justicia, y
comenzamos a caminar por el centro de Lima hasta su Plaza Mayor (o Plaza de Armas).
La zona cercana a Plaza de Armas, está llena de edificios
pintorescos con balcones coloniales, pero al igual que ocurre en otras
ciudades, la mayoría de ellos ocupados por restaurantes, centros comerciales y
tiendas, por lo que pierden parte de su encanto.
La Plaza de Armas, es bastante bonita. Está flanqueada por
la Catedral con el Palacio Episcopal a un lado, el Palacio de la Republica a
otro. Los otros dos lados los ocupan dos edificios pintados en blanco y
amarillo, que le dan un toque muy discreto al lugar.
Además de callejear, visitamos la Catedral. Por la tarde,
tras la comida, nos encontramos con la procesión de Santa Rosa de Lima. Han
cortado Plaza de Armas y está llena de policías con uniforme esperando su paso.
Continuamos el camino para visitar la Iglesia y el monasterio de San Francisco
de Asís y sus famosas catacumbas, donde se enterraron más de 25.000 limeños
hace más de 500 años. Y en las que todavía se pueden ver los huesos de esos
cadáveres, eso sí, muy ordenados según el tipo de hueso.
Después vuelta a Miraflores en otro autobús, último ceviche
y última causa para cenar y al hostel.
A las 11.30 nos recoge el taxi para ir al aeropuerto. A partir
de ahí, una larga noche esperando a que el vuelo AA2110 con destino a Miami
permita hacer el check-in y podamos embarcar.
A partir de ahí y si todo va bien, enlace a Madrid y bus a
Zaragoza. El resto, otro largo año hasta poder contaros otro de nuestros
viajes.
Esperamos que hayáis disfrutado con nosotros y gracias por vuestros comentarios y por haber estado ahí durante todos estos días. No os imagináis lo que se agradece.
Próxima parada en el camino… ¿Quién sabe? ¡Hasta la próxima!
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