Con las pilas recargadas y después de un buen desayuno,
vamos a la oficina de iperú para informarnos de las rutas a seguir para ver
esta ciudad inmensa y con un ambiente muy distinto a las anteriores. Llena de
sorpresas al cruzar cada esquina. Eso sí, como aún no ha llegado la señorita,
hacemos una parada en la Catedral, aprovechando que se está celebrando la misa,
y nos ahorramos 25 soles.
Después de las indicaciones, cogemos un taxi por 25 soles
(quizá por 20 nos hubiera llevado) para visitar las 4 ruinas incas en los
alrededores de Cuzco. Después veremos las demás haciendo una caminata de 7 km
hasta Cuzco. Bajamos en Tambomachay (la más alejada), donde vemos los antiguos
baños ceremoniales incas.
Baños incas de Tambomachay |
Después comenzamos a bajar y enseguida entramos a
Pukapukara, un puesto vigía y refugio para los cazadores. Tras un pequeño paseo
de unos 20 minutillos andando, llegamos a Q’enqo. Lleno de pasadizos y unos
cuantos altares de sacrificios. Y para terminar, no sin antes hacer una parada
en “Río de Janeiro” para fotografiarnos con otra de las maravillas pendientes,
llegamos a Sacsayhuamán.
Puka Pukara |
Q´enqo |
Cristo Blanco de Cusco |
Sacsayhuamán es un complejo inmenso, pero según dicen sólo podemos
ver un 20% de lo que fue en realidad. Es una ruina de importancia religiosa y
militar. De hecho fue testigo de una de las batallas contra los españoles. Las
piedras con las que está construida son enormes, perfectamente encajadas unas
en otras. No es posible hacerse una idea de cómo pudieron realizar
construcciones semejantes. Desde luego fue una cultura muy inteligente y es una
pena que con la conquista española destruyeran casi todas sus construcciones.
Ya de vuelta para Cuzco, vamos a comer a un restaurante
especialista en pollos asados en un horno de piedra. ¡Para que Paquito se quite
el mono con el que se quedó en Puno!
Después de comer vamos a coger los billetes de bus para el
19, ya que nuestra idea para ir a Machu Picchu es coger un colectivo hasta
Santa Teresa y de ahí hacer un trekking de 2 horas y media hasta Aguas
Calientes. Conocemos un poco de la realidad de Cuzco fuera de las calles
principales, ya que la estación está un poco alejada.
Con los deberes hechos vamos a preguntar a PeruRail por los
trenes desde Santa Teresa, no sea que cuando lleguemos se nos haya hecho tarde
para poder ir andando.
Con los nervios a flor de piel por no saber si llegaremos a
tiempo para coger el tren o andar y el poder perder la entrada a Huayna Picchu
(ascenso a las 7 de la mañana al monte que se ve en la fotos típicas), vamos al
Centro Qosqo de Arte Nativo para ver unas danzas andinas. (La entrada estaba
incluida en el boleto turístico que hemos tenido que comprar para ver todo lo
que queremos en estos días).
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