Comenzamos nuestra ruta por la selva amazónica a las 9 en la
agencia. Allí nos presentan al que va a ser nuestro guía, Max, y tomamos el
tuctuc para ir al embarcadero. Nos acompaña una pareja cincuentona de Lima, que
se han venido aquí para celebrar el cumpleaños de la señora.
Por el camino hacia el Amazonas nos va explicando la
vegetación de los alrededores, el color de las aguas (algunos afluentes tienen
el agua marrón y otros negra, debido al origen del mismo), los diferentes
animales que viven en esta zona… A mitad de camino Elba divisa unos delfines, y
no se equivoca. Paran un poco el bote y allí están. Hay delfines grises y uno
rosado. Se cree que la especie gris quedó atrapada aquí cuando los movimientos
de tierra crearon este río. Consiguieron adaptarse y vivir en agua dulce. Nos
desviamos del Amazonas para coger el afluente Yanayacu, lugar donde están
nuestras cabañas. Hacemos la primera parada para cruzar un poblado y llegar a
otro pequeño embarcadero para ir a nuestro Lodge. Unos 20 minutos más de paseo
y por fin llegamos a nuestro destino. Pasamos por un puente construido con un
par de troncos y aquí esta nuestro pequeño paraíso de tres días.
Después de acomodarnos en nuestra “suite” vamos a dar un
paseo por el bosque de al lado para que nos enseñen las Wimbas (árboles que dan
nombre a la compañía que hemos elegido) y diferentes plantas medicinales.
Terminado el paseo comemos, y aunque con esta compañía no
ofrecían bufet, la comida está riquísma. Hay otras 6 personas más en el lodge.
Conocemos a un chico argentino que lleva aquí un día y está encantado. Nuestra
primera impresión es muy buena, parece que hemos acertado con la elección.
Después de comer, volvemos a coger el bote para ir a ver el
seiba o lupuna, el árbol más grande de la selva amazónica. Aunque vamos todos
juntos en el bote, cuando llegamos cada grupo se va con su guía, así que
estamos encantados. Por el camino vemos más Wimbas y de ellas cuelgan lianas,
que son plantas constrictoras. Nos balanceamos en ellas y seguimos el camino
hasta nuestro destino. Somos los primeros en llegar y podemos disfrutar de este
majestuoso árbol. Las lianas que cuelgan de él son mucho mayores y aquí sí que
imitamos a Tarzán.
Una vez terminada la excursión nos llevan a otro poblado y
eso ya no nos gusta tanto. Vamos todos juntos y simplemente estamos en una
plaza viendo como juegan al fútbol… Después esperamos a que nuestros compañeros
se bañen. Nosotros no queremos, ni tampoco tener que estar esperando al resto.
Por eso no habíamos elegido el resto de compañías. Al llegar al lodge, hablamos
con Max y parece que no hay problema para hacer excursiones y ver todo lo que
queríamos, así que nos quedamos más tranquilos. Por la noche nos tocaba paseo
nocturno para ver insectos y tarántulas, pero a pesar de estar en la época
seca, se pone a llover y no podemos hacerla, así que nos vamos a dormir
esperando que mañana haga mejor tiempo…
Nos levantamos y sigue lloviendo… Desayunamos un poco
asustados por miedo a no poder hacer nuestra excursión, pero Max nos alegra la
mañana porque no hay problema para hacer la excursión.
Hacemos la mochila, nos ponemos el chubasquero y las botas y
vamos con Max y Juanito (aprendiz de guía) a comenzar nuestra excursión.
Nuestro objetivo es una laguna para ver las Victoria Regia, plantas acuáticas
más grandes del Amazonas. Después de una media hora en barca bajamos en una
orilla y con dos remos y el machete de Max comenzamos la caminata. Disfrutamos
de la caminata a pesar de la lluvia que por momentos es intensa. Vemos más plantas
nuevas y pronto se cruza en nuestro camino un tramo inundado. Pasamos por
troncos sumergidos, otros que improvisa Max en el momento… Y así otros 5 ó 6.
Para cruzarlos utilizamos los remos como bastones y un par de palos. No nos
esperábamos algo así, pero nos encanta. Con mucho cuidado vamos avanzando… Por
el camino podemos ver unos cuantos monos ardilla, que van de árbol en árbol.
Y por fin, después de unas 2 horas, llegamos a una gran
laguna. Allí se encuentra la Victoria Regia. Estamos solos, disfrutamos del
paseo, aquí en medio del Amazonas y solos los cuatro. ¡Impresionante!
Tras dar la vuelta a la laguna y ver algunas especies de
aves, regresamos hacia la orilla en la que nos dejaron. Y esta vez no hay tanta
destreza… Primer aviso, ¡una pierna al agua! Y… colofón del paseo: ¡Paquito al
agua! Con un poco de esfuerzo consigue subir de nuevo al tronco y continuamos
el camino. Al poco Elba pisa en un trozo de árbol podrido y se hunde hasta la
rodilla… Nos echamos unas risas, y Max y Juanito deben de estar partiéndose de
la risa todavía con los dos gringos aventureros… Por fin llegamos a la orilla y
a las 2 estamos de vuelta en el lodge.
Reponemos fuerzas con
la rica comida y hacemos la excursión con el resto de excursionistas a la isla
de los monos. Es un centro de recuperación de animales en el que se encuentras
además de diferentes especies de monos, loros, tucanes, y una anaconda…
Después volvemos al Amazonas para divisar delfines, y
volvemos a verlos. Mientras algunos se dan un baño y se llenan de barro,
nosotros disfrutamos del paisaje.
Después de la cena, vamos a hacer el paseo nocturno, que no
pudimos hacer ayer por la lluvia, para encontrar insectos y animales nocturnos,
como ranas, tarántulas, insectos palo, y un escorpión hábilmente encontrado por
“Elba de la jungla”. También ha resultado bonito. Nos quedará pendiente para
otra vez la búsqueda nocturna de caimanes.
A la mañana siguiente y aún riéndonos de las caídas del día
anterior toca remar para oír aves y ver amanecer, pescar y visitar a los
Yaguas. Lo primero sólo lo hacemos a medias, ya que el día al igual que los
anteriores sale nublado. La pesca se la da mejor a Paquito, que consigue dos
peces y una piraña. Elba, nada de nada… Y lo último es un poco circo. Se supone
que es una comunidad indígena que trata de conservar sus costumbres, pero es un
teatrillo.
Después de comer, deshacemos el camino del primer día y
llegamos a Iquitos. Vamos a la compañía aérea para que nos den las tarjetas de
embarque, vemos las casas coloniales y después de cenar, volvemos
a hacer las mochilas. Mañana, haremos nuestro último viaje rumbo a Lima.